miércoles, 21 de marzo de 2012

Sé tú mi límite


Hazme hoy sentir lo que nunca sentí. Dedícame hoy tu sonrisa y haz que esta  le de una puñalada a esa tristeza que hay en mi. Abrázame y hazme vivir, bésame, y al besarme hazme morir. Morir de amor, morir por ti. 
Escucha entonces estos versos perfectos para ti, que yo no he escrito, pero que seguramente alguien los escribió por mi:


Tu cuerpo puede
llenar mi vida,
como puede tu risa
volar el muro opaco de la tristeza.
              
Una sola palabra tuya quiebra
la ciega soledad en mil pedazos.
              
Si tu acercas tu boca inagotable
hasta la mía, bebo
sin cesar la raíz de mi propia existencia.
              
Pero tú ignoras cuánto
la cercanía de tu cuerpo
me hace vivir o cuánto
su distancia me aleja de mí mismo
me reduce a la sombra.
              
Tú estás, ligera y encendida,
como una antorcha ardiente
en la mitad del mundo.
              
No te alejes jamás:
Los hondos movimientos
de tu naturaleza son
mi sola ley.
Retenme.
Sé tú mi límite.
Y yo la imagen
de mí feliz, que tú me has dado.



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