jueves, 17 de octubre de 2013

Rosa

Y viajar a la luna.. 
"Eso queríamos cuando eramos dos niñas. Se veía siempre tan bonita desde aquí abajo...Siempre discutíamos sobre su color, a mi me parecía blanca pero a ella amarilla, y aunque era algo de menor importancia nunca nos llegamos a poner de acuerdo, en verdad,  yo llevaba razón. 
Parecía perfecta , tan cambiante siempre, aunque la que más nos gustaba era la redondita, luna llena para los mayores. Pensábamos que si aquí se veía así de grandiosa, sería todo un espectáculo poder estar allí. Lisa siempre tenía frío, así que nos llevábamos siempre nuestra mantita al balcón y allí nos sentábamos a observarla unos minutos. Nos gustaba salir allí a verla , lo hacíamos cuando nuestros padres se acostaban, mamá siempre nos decía que hacía demasiado frío y que podíamos verla desde dentro, pero no era lo mismo.. Tanto era lo que nos gustaba que un día le hice prometer que en algún momento de nuestra vida estaríamos allí arriba, en la cumbre del mundo.
 Viajar en globo siempre había sido nuestra principal opción, aunque mamá y papá no nos alquilarían ni mucho menos comprarían uno, así que tendríamos que fabricarlo... Pensamos en la cesta de la ropa sucia, es lo más similar que habíamos encontrado por casa, y además ya nos habíamos metido dentro varías veces, así que podría servir. El problema era el globo ese grande, eso sí que era difícil... Queríamos pedirle ayuda a alguien mayor pero siempre creímos que se reirían de nosotras, así que lo llevamos en secreto y nunca dijimos nada al respecto. Un día papá nos pilló intentando atar unas cuerdas a la cesta pero no le dio más importancia, qué alivio.  Cuando nos hicimos un poquito más mayores nos declinamos por el cohete, pero, uff, eso sí que era difícil... Lo habíamos visto un par de veces por la tele, y habíamos escuchado a los mayores hablar sobre lo complicado que era estar ahí dentro, a veces nos asustaba no poder cumplir nuestra promesa."
Todo esto era lo que soñábamos mi hermana Lisa y yo cuando nuestras manos apenas tenían el tamaño de dos dedos de mamá y ni si quiera uno de papá. 
Pero nuestras minúsculas manos no tardaron en crecer y crecer, quizás a pasos agigantados, más de lo que hubiese deseado. 
La promesa poco a poco quedó a modo de anécdota, que ilusas creyendo que nosotras, dos pequeñas renacuajas, íbamos a lograr poner nuestros pies sobre la luna. 
Mi hermana Lisa era la pequeña, pero poco más que yo. Siempre nos había unido un vínculo muy especial, y no sólo nuestra afición por observar la luna y todo su entorno,sino también por mi instinto protector hacia ella. Odiaba que le hiciese ver que era la pequeña.
Y un día yo odié no poder protegerla, odié que ya no fuese aquella pequeña que me impidiera hacerlo, odié que de esta vez yo fuera incapaz de protegerla.
 Fue aquel día, uno de los que parecen ser uno más de tu rutinosa vida. Te levantas y te disfrazas con tu mejor sonrisa para dar un bocado a ese nuevo día pero entonces ese día te come de un sólo bocado a ti. 
Así fue ese día, así fue el día, el día en el que mi hermana comenzó a ser derrocada por dentro, muy dentro. Y dentro, muy dentro de mí, yo sólo pensaba en desear tener el poder de matar ese demonio que estaba alejando a mi hermana de mí.  
Entonces fue cuando recordé aquella promesa, y entonces me hice a mi misma otra promesa, mi hermana y yo iríamos a la luna, no sabía cuando ni cómo, pero iríamos y cumpliríamos la promesa.
Fue aquella la época en la que se decidieron hacer viajes a la luna de personas normales y corrientes, como nosotras. Entonces nació en mí la esperanza, ya estaba, lo tenía solucionado.
Sin embargo el tiempo no estuvo nunca en nuestro equipo, se compinchó con él. ÉL,que se comió a mi hermana, ÉL que un día decidió pegarle un bocado a su vida, que decidió que tenía que usar pelucas... Ella era la que todo lo decidía, era independiente, sólo ella decidía hasta que llegaste tú. 
Tú, cáncer, que te decidiste apropiar de su puzzle y descolocar las piezas a tu gusto hasta hacerlas a tu medida, sin que nada ya encajase. 
Negro, es el color que más define esa época. Pero hoy lo pienso y se convierte en rosa, el color que representa la valentía, el coraje y la fuerza, ha dejado de ser el color por excelencia de pijas, para ser abanderado de algo mejor.
Todavía hoy no puedo llegar a entender de donde sacaste todo ese remolino de fuerza que un día tras otro expulsabas, y aún tenías más,todavía te quedaban fuerzas, pero él también decidió quitártela de golpe, así, de repente, así, por capricho. 
La llevaste. 
No me das miedo. Eres tan cobarde que necesitas apropiarte de la vida de otros para sentirte un poco más fuerte. Te están logrando combatir, y lo sabes, en un par de años nuestros médicos te lograrán extinguir, y eso también lo sabes. Así que deja de cobrarte vidas, deja de ser la palabra innombrable, deja de existir, déjame, déjanos.
Mi hermana, yo, y la luna, podrás arrebatar vidas pero los sueños seguirán ahí, en el recuerdo, y eso nunca te lo podrás llevar.  





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